Y una vez terminada la carrera, ¿qué pasa?

Como adelanté al final de la entrada anterior, siempre he tenido muy claro el oficio al que me gustaría dedicarme: profesor. 

Desde pequeño y hasta hace pocos años siempre decía que iba a estudiar Magisterio, hasta que me di cuenta de que prefiero enseñar en la ESO y Bachillerato que en los niveles anteriores. Así, surgió el dilema de en que materia especializarme y, tras considerar varias opciones, me he decidido por Historia, como ya sabéis.

El hecho de querer ser profesor hace que, habiendo terminado la carrera, aún tenga que continuar mis estudios durante un par de años más. Eso es de lo que os voy a hablar en esta entrada. 

Máster Universitario 

El primer paso tras terminar la carrera es realizar el máster que me habilite para poder enseñar mi especialidad. Más concretamente, el Máster Universitario en Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanzas de Idiomas en la especialidad de Ciencias Sociales y Humanidades. 

La duración es de un año y cuenta con una parte teórica (dividida a su vez entre un módulo general y otro específico de Geografía e Historia en mi caso) y otra práctica; así como el TFM.

Si finalmente curso la carrera en Santiago de Compostela, me gustaría realizar este máster en la Facultad de Ciencias de la Educación de la USC.

Oposiciones

Además, me gustaría poder dar clase en un instituto público, lo cual requiere la preparación de oposiciones. En Galicia, las oposiciones para ser profesor en Secundaria y Bachillerato constan de dos fases:

1. Una fase de conocimientos, dividida en una parte teórica y otra práctica.
2. Una fase de aptitud pedagógica, que también consta de dos pruebas: la presentación y defensa de una programación didáctica y la preparación y exposición oral de una unidad didáctica.

En conclusión, por suerte o por desgracia, el estudio no termina realmente en la carrera, sino que continúa durante un par de años más; por lo que nunca podemos olvidar la meta que espera al final del túnel y a la que cada vez nos acercamos más: poder hacer de nuestra vocación una forma de vida.